ARTÍCULO

La Responsabilidad de la víctima

Tenemos derecho a no ser agredidos, de hecho tenemos derecho a no sentirnos agredidos. Tenemos derecho a que la policía nos defienda si alguien nos agrede. Incluso tenemos derecho a la legítima defensa, si la policía no llega a tiempo para defendernos. Incluso aunque no venga en ningún sitio, tenemos derecho a la auto-protección.

Diferencias entre protección y defensa

La protección que se distingue de la defensa en dos aspectos básicos:

El primero que te proteges antes del incidente mientras que solo te puedes defender después del mismo.

El segundo que mientras en la defensa tratas de evitar un daño, “dañando” al agente agresor, en la protección tratas de evitar un daño “sin causar daño” a quien trata de agredirte.

El ejemplo típico es el del cinturón de seguridad en un vehículo que no te defiende, sino que te protege, primero porque te lo pones antes del accidente, no después, y segundo porque se queda contigo sin intentar dañar ni al otro vehículo ni a sus ocupantes.

Partiendo de esta base, podríamos decir que quien decide no protegerse y no ponerse un cinturón, aunque no tenga culpa del accidente que le ha sobrevenido, sí tiene una parte de responsabilidad sobre lo que le ocurra si alguien impacta contra él, o si el coche se avería y se queda sin frenos. No ponerse el cinturón no te otorga la culpa sobre el accidente, pero te responsabiliza sobre lo que te pase si recibes un daño, que habiéndote protegido, podría haber sido menor.

Derecho, riesgo y responsabilidad

Desde el auge de YouTube a principios de siglo XXI, muchos youtubers deciden exponerse a grandes riesgos con tal de captar audiencia, desde hacer acrobacias en andamios o cornisas de rascacielos, hasta visitar los lugares más peligrosos del planeta, desde favelas o territorios de maras, países en guerra, zonas con radioactividad, o visitando tribus caníbales, donde en ocasiones acaban en una cárcel acusados de espionaje, precipitados al vacío, o como plato principal del jefe tribal (hechos reales).

Este artículo habla sobre la comparación del derecho a poder hacer algo, y la responsabilidad propia al decidir ejercer ese derecho sin pararse a pensar en el riesgo que conlleva.

En ningún momento trata de victimizar a las víctimas, ni de culpabilizarlas por nada, aunque sí de responsabilizarlas de una parte de lo sucedido, pues solo porque tenían derecho a algo, se han expuesto a un riesgo en ocasiones innecesario, habiendo tenido muchas otras alternativas de no ejercer su derecho, o hacerlo de otro modo o en otro momento, antes de llegar al punto de no retorno de la agresión.

La polarización en los medios

En los últimos tiempos, cada vez es más frecuente ver en los medios generalistas noticias sobre sucesos conflictivos en los que dos bandos politizados toman partido, defendiendo al agresor o a la víctima según sus afinidades ideológicas. Esta polarización lleva a culpabilizar o exculpar automáticamente, dejando de lado un análisis objetivo de los hechos.

Casos hipotéticos para reflexionar

Me gustaría exponer dos casos completamente inventados que no se basan en ningún hecho real y que cualquier parecido o recuerdo del lector con cualquier noticia en medios es meramente casual:

Caso 1

El primero es el de un político que tras la presentación de un libro acaba en una fiesta privada con una de las invitadas a dicha celebración.

Que en un momento de la fiesta acaban juntos en una habitación donde hay algo más que besos, hasta que ella dice basta y él para de inmediato.

Que después de ese hecho (y tras lo sucedido) comparten transporte para irse de la fiesta y que ella le invita a él a subir al domicilio de ella (repito: tras lo sucedido). Y que una vez arriba sucede una agresión sexual no consentida por parte de ella.

Caso 2

El segundo caso es el de un deportista de élite que baila con una chica en una discoteca llena de gente, que se abrazan, pasan la mano ambos mutuamente por partes íntimas, y todos los testigos les ven mutuamente muy a gusto entre sí.

Que él acude al baño y un poco más tarde ella le sigue al mismo baño donde estaba él.

Y dentro del baño, sin cámaras, tras haberse estado frotando mutuamente, con abrazos y besos, y ahora solos en la intimidad de un lugar cerrado donde nadie entrará a molestarles ni rescatarles, se produce una agresión sexual.

Este artículo en ningún momento pretende juzgar estas situaciones inventadas y no basadas en hechos reales, ni justificar a los agresores, ni muchísimo menos culpabilizar a la víctima.

Educación en conciencia de seguridad

Es muy importante educar a nuestras futuras generaciones en la conciencia de seguridad.

El hecho de que yo sea animalista, pacifista y vegetariano no disuadirá al león de comerme si voy por la jungla africana.

El hecho de que el guía del safari lleve un arma de fuego y esté dando vueltas por la selva esperando que yo le llame para venir tan rápido como le sea posible a rescatarme del león si este me ataca, y que el león sepa que el guarda lleva escopeta, no disuadirá al león de intentar comerme si me ve desprotegido.

Obviamente tengo derecho a ir a la jungla sin armas, y también tengo derecho a que me defienda el guarda cuando le llame por teléfono y llegue tan rápido como pueda, incluso tengo derecho a defenderme yo mismo, y por supuesto tengo el olvidado derecho a protegerme, no invitando al león a mi casa, yendo acompañado, quedándome en lugares con testigos, hablando con el león desde la distancia, o visitando esa parte de la jungla en otros horarios más seguros.

La responsabilidad compartida

Cada día, como padre de familia de un niño y una niña, trato de educar a ambos en que no se agrede, ni él ni ella deben agredir, y que no se miente sobre una agresión ni se acusa falsente, y ni él ni ella deben hacerlo, y sobre que si deciden meterse en la cueva del lobo, el lobo será el culpable del ataque, pero cada uno de ellos tendrán una parte de responsabilidad por haber decidido meterse ahí sin valorar las consecuencias.

Ejemplos concretos

1 – Alumna de 17 años: si te metes con tu entrenador adulto, sola, en un vestuario a puerta cerrada, tienes una responsabilidad sobre lo que después pueda suceder. (Agresión)

Y no debería suceder nada, pero podría pasar.

2 – Entrenador adulto: si te metes con una alumna de 17 años, solo, en un vestuario a puerta cerrada, tienes una responsabilidad sobre lo que después pueda suceder. (Denuncia)

Y no debería suceder nada, pero podría pasar.

3 – Conductor de un coche: si te pones a conducir sin ponerte el cinturón de seguridad, tienes una responsabilidad sobre lo que después pueda suceder.

Y no debería suceder nada, pero podría pasar.

La protección es responsabilidad individual

El derecho condena al culpable, pero la protección minimiza el peligro, y la protección es TU RESPONSABILIDAD.

Responsabilidad es la suma de dos palabras: “respuesta y habilidad”. Es responsable todo aquel que tiene capacidad de responder. Y esto al final implica tomar decisiones. Cualquier mujer tiene derecho a salir a correr por un parque, pero no es lo mismo hacerlo en Madrid que en Afganistán. El riesgo es diferente. Y si decides hacerlo, ejerciendo TU DERECHO, debes ser consciente del riesgo que corres en cada lugar y responsabilizarte de las posibles consecuencias de tu decisión.

Toma conciencia del entorno, toma conciencia de los peligros del entorno, valóralos, y pon en la balanza tu derecho a hacer cualquier cosa y el riesgo que asumes al ejercer ese derecho, porque tu SEGURIDAD no solo depende del guarda en la jungla, también depende de TI

Formación en conciencia situacional

Si quieres aprender a tomar conciencia del entorno, identificar posibles peligros, y tomar decisiones acertadas y aumentar en un 90% tu seguridad, pregúntanos sobre nuestra formación en “Conciencia Situacional y toma de decisiones de seguridad”.

Como decía el gran general Tsun Tsu: “la mejor victoria es la de la guerra que no llega a producirse”.

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