PANORAMA DE RIESGOS GLOBALES
La experiencia reciente demuestra que las amenazas pueden surgir de cualquier ámbito y escala.
Desastres naturales, crisis económicas, conflictos sociales, pandemias o ataques digitales son escenarios que han pasado de remotos a tangibles. De hecho, eventos como la pandemia de COVID-19 y las crecientes catástrofes climáticas han disparado en todo el mundo el número de personas que se identifican como preppers o preparacionistas.
En España, desde 2020 el temor a desabastecimientos tras la pandemia y la alarma por un posible gran apagón energético, sumados a las guerras recientes, han moldeado el perfil del ciudadano preparacionista. Ya no se trata de un estereotipo apocalíptico: cada vez más gente común ve la planificación ante emergencias como un acto racional y necesario.
Estos riesgos no son meras fantasías. La ONU advirtió que en las últimas dos décadas se registró un aumento dramático de eventos extremos, con 7.348 desastres mayores en el mundo cobrando 1,23 millones de vidas. Guerras y conflictos recientes en Europa han reavivado preocupaciones de seguridad, mientras que la digitalización conlleva vulnerabilidades nuevas. En respuesta, incluso las instituciones han comenzado a promover la preparación ciudadana: en 2025 la Unión Europea lanzó una estrategia de concienciación recomendando a las familias tener suministros esenciales para sobrevivir al menos 72 horas tras una crisis, sea climática o provocada por el ser humano. En resumen, la preparación integral ante todo tipo de amenazas –lo que expertos denominan enfoque “all hazards”– se ha convertido en una prioridad de seguridad pública.
DIVERSIDAD DE ESCENARIOS Y DEFENSA PERSONAL
El preparacionismo enfocado en defensa personal implica abordar cada escenario de riesgo con medidas específicas de autoprotección física, psicológica, legal, tecnológica y social. Por ejemplo, ante un desastre natural (terremoto, inundación, tormenta) debemos saber cómo ponernos a salvo durante el evento y contar con recursos para los días posteriores. Frente a una crisis económica o energética, la preparación pasa por la resiliencia financiera y el autoabastecimiento básico para amortiguar la incertidumbre.
Si ocurre un colapso social o conflicto, cobra importancia la seguridad del hogar, la autoprotección y la cooperación comunitaria para evitar caer en el caos. En una pandemia, la defensa personal es sanitaria y mental: disponer de insumos médicos, aplicar medidas de higiene y sobrellevar el aislamiento. Y ante amenazas tecnológicas o ciberataques, la protección se traslada al plano digital, resguardando nuestros datos y equipos. Cada amenaza requiere estrategias diferentes, pero todas comparten un núcleo común: anticipación, planificación y práctica.
La preparación no va de imaginar escenarios exagerados, sino de estar listos ante amenazas probables y plausibles, manteniendo a nuestros seres queridos a salvo y el control en situaciones inevitables. Por eso, un prepper desarrolla hábitos como almacenar alimentos y agua, adquirir conocimientos de supervivencia y primeros auxilios, formarse en autodefensa y contar con equipos básicos para emergencias. No importa si uno vive en ciudad o campo, solo o en familia; la autoprotección comienza por reconocer que vivimos en un entorno incierto y asumir un rol activo en nuestra propia seguridad.
PLANIFICACIÓN INTEGRAL Y COHERENCIA
A lo largo de esta serie exploraremos detalladamente siete grandes escenarios de amenaza y cómo prepararnos para cada uno.
Empezaremos analizando los desastres naturales más comunes y las estrategias de respuesta; seguiremos con las crisis económicas y energéticas, y su impacto en la vida cotidiana.
Examinaremos el riesgo de guerras, conflictos y colapsos sociales, así como las lecciones de pandemias recientes. También abordaremos cómo enfrentar apagones prolongados y escasez de suministros, para finalmente adentrarnos en la defensa ante ciberataques y amenazas digitales.
Cada artículo ofrecerá consejos prácticos, ejemplos reales y referencias verificables para profundizar en el tema.
Es importante destacar que la defensa personal se manifiesta de formas distintas según el escenario:
proteger la integridad física durante un terremoto no es lo mismo que blindar nuestros ahorros ante una recesión, pero en ambos casos implica tomar medidas preventivas con antelación.
De igual modo, fortificar el hogar puede servir tanto ante disturbios civiles como ante una ola de robos en un apagón. Veremos estas interconexiones a medida que avancemos en los artículos, manteniendo una coherencia narrativa que nos permita integrar todo en un plan de preparación personal robusto y flexible.
Como dice el refrán prepper: “No se trata de tener miedo, sino de estar preparado”.
Comencemos, pues, por la fuerza de la naturaleza y cómo sobrevivir a sus embates.
Referencias
- 20minutos. (2020, 12 diciembre). Por qué cada vez hay más “preppers”: las personas que se preparan para una catástrofe.
- Rivera, B., Ruiz-Jiménez, I., & Carlson, S. (2024, 28 marzo). Los ‘preparacionistas’ están aquí: «Llevo guardando comida durante 10 años para 2035». ABC.
- Human Survival. (2021). ¿Por qué deberías de estar preparándote?
- Nebehay, S. (2020, 12 octubre). La ONU advierte del dramático aumento de los desastres naturales en últimos 20 años. Reuters.
- Ayuso, S., & Sahuquillo, M. R. (2025, 30 marzo). Kits de supervivencia… planes de sensibilización para crisis. El País.
- ISGlobal. (2022). ¿Qué lecciones podemos extraer de la pandemia de COVID-19 para preparar otras crisis del futuro?
- Wikipedia. (2023). Preparacionismo.