LA FURIA DE LA NATURALEZA
Terremotos, inundaciones, huracanes, tormentas eléctricas… la naturaleza puede desatar en minutos fuerzas descomunales capaces de derrumbar edificios o anegar ciudades enteras. Lejos de ser eventos improbables, las estadísticas muestran que su frecuencia e impacto van en aumento por factores como el cambio climático. Según informes de la ONU, el número de grandes inundaciones en el mundo se duplicó con creces en las últimas décadas.
España misma sufre periódicamente inundaciones devastadoras, como la DANA que anegó Valencia en octubre pasado sin apenas aviso previo. Además, eventos geológicos como terremotos pueden golpear sin posibilidad de predicción: recordemos el sismo de Lorca en 2011 que tomó a la población por sorpresa. La lección es clara: ninguna región está exenta de desastres naturales, y aunque no podemos evitar que ocurran, sí podemos prepararnos para mitigar sus consecuencias.
A diferencia de otras amenazas, las de origen natural suelen llegar sin intención maliciosa pero con enorme poder destructivo. En un instante pueden interrumpir todos los servicios básicos (electricidad, agua, comunicaciones) y generar situaciones de caos. Por eso, anticiparse es vital. Las autoridades y organismos de protección civil insisten en fomentar una “cultura de la prevención” para que la ciudadanía sepa cómo actuar. La falta de preparación agrava el coste humano: estudios señalan que los eventos geofísicos como terremotos y tsunamis han sido históricamente los más letales, superando a cualquier otro peligro natural. Así pues, una adecuada planificación y educación en emergencias puede literalmente salvar vidas cuando la tierra tiembla o el agua sube de nivel.
ANTES DE LA TORMENTA: PREVENCIÓN Y PLANIFICACIÓN
La fase previa a un desastre es el momento de planificar y reforzar nuestra seguridad. Esto implica, en primer lugar, informarse sobre los riesgos locales: ¿Tu zona es sísmica? ¿Propensa a inundaciones? ¿Hay temporada de grandes tormentas? Identificar las amenazas más probables permite preparar medidas específicas. Por ejemplo, quienes viven en zonas costeras planas deben conocer rutas de evacuación por si ocurre una inundación repentina, mientras que en áreas sísmicas conviene asegurar estanterías y objetos pesados en casa (para que no caigan durante un temblor).
Armar un kit de emergencia domiciliario es otra acción fundamental. Debemos disponer en casa de suministros para al menos 3 días sin ayuda externa: agua potable (al menos 2 litros por persona y por día), alimentos no perecederos, linterna con pilas de repuesto, botiquín de primeros auxilios, radio a pilas para recibir información y copias de documentos importantes en bolsa impermeable. Durante 2021, varios gobiernos europeos recomendaron a sus ciudadanos estas provisiones ante el temor de un apagón; los mismos consejos aplican para cualquier desastre natural que pueda dejarnos aislados. Además, es prudente almacenar plásticos, cinta adhesiva y herramientas para realizar reparaciones de emergencia (por ejemplo, tapar goteras o fugas tras una tormenta).
En viviendas propensas a inundaciones, Protección Civil aconseja revisar y limpiar regularmente desagües y canaletas, y tener a mano tablones o sacos de arena para bloquear la entrada de agua. Si se aproxima un huracán o temporal fuerte, hay que asegurar o guardar cualquier objeto suelto en patios o balcones que el viento pueda convertir en proyectil. También conviene saber cómo cortar el suministro de gas, luz y agua de la casa para prevenir daños mayores (incendios, cortocircuitos o inundación interna). Cada familia debe establecer un plan de emergencia: definir un punto de reunión seguro por si se separan, tener identificado el refugio temporal más cercano (como un polideportivo o zona alta libre de riesgo de inundación) y practicar simulacros sencillos, especialmente con los niños, para que sepan qué hacer.
DURANTE EL DESASTRE: REACCIÓN SEGURA
Cuando la naturaleza desata su furia, lo primordial es proteger la vida. Las acciones exactas varían según el fenómeno:
Terremoto:
Si la tierra tiembla violentamente, aplique la regla “Agacharse, Cubrirse y Agarrarse”.
Es decir, busque refugio bajo una mesa resistente o junto a un muro de carga, cúbrase la cabeza y cuello, y sujétese hasta que pase el temblor. Aléjese de ventanas y objetos que puedan caer. No salga corriendo durante el sismo; la mayoría de lesiones ocurren por escombros en caídas o estampidas.
Si está en la calle, aléjese de fachadas, cables eléctricos y cornisas.
Si conduce, deténgase en un lugar seguro (lejos de puentes o postes).
Después del sismo, prepárase para réplicas: no utilice ascensores, corte el gas y electricidad si hay daños, y evacúe ordenadamente si la estructura no es segura.
Inundación súbita:
Si nota que el agua comienza a entrar, desconecte la electricidad de inmediato.
Suba documentos y objetos de valor a sitios elevados. Evite absolutamente bajar a sótanos.
Si debe evacuar, hágalo antes de que el agua le impida salir; conduzca solo si es seguro y nunca atraviese con su vehículo zonas inundadas, ya que con solo unos decenas de centímetros de agua el coche puede flotar y ser arrastrado.
Si se ve rodeado por la inundación, busque las zonas altas más próximas y espere ayuda.
Nunca camine por aguas en movimiento: pueden ocultar corrientes fuertes o agujeros. Un simple arroyo desbordado puede derribar a un adulto.
Tormenta con vientos huracanados:
Refúgiese en la parte más interna y estructuralmente sólida de la vivienda (un baño o pasillo sin ventanas).
Manténgase alejado de ventanas por riesgo de vidrios rotos. Use colchones o cascos para protegerse de escombros si fuera necesario. Tenga a mano la linterna y la radio.
Si las autoridades ordenan evacuar por huracán, hágalo sin demoras: llevar el kit de emergencia, cerrar gas y luz, y asegurar la casa lo mejor posible antes de partir.
En caso de tormenta eléctrica, evite usar teléfonos fijos o aparatos conectados, y no se bañe (el agua conduce la electricidad de rayos cercanos).
En exteriores, aléjese de árboles aislados, torres metálicas o el alto de colinas; si siente estática en el ambiente (se eriza el vello), agáchese cubriendo la cabeza, minimizando contacto con el suelo.
DESPUÉS DEL EVENTO: SUPERVIVENCIA Y RECUPERACIÓN
Superada la fase aguda, los peligros no terminan. Es crucial mantener la calma y la disciplina.
Si hubo evacuación, no regrese hasta confirmación oficial de que es seguro. Tras un terremoto, evalúe daños estructurales antes de reocupar la vivienda; podría haber quedado debilitada. No encienda fósforos o aparatos hasta asegurar que no hay fugas de gas. Utilice guantes y calzado cerrado al remover escombros para evitar cortes. Mantenga la higiene purificando el agua que beba (hirviéndola o con tabletas potabilizadoras) si la red pública está comprometida. Tras inundaciones, el agua puede estar contaminada: siga las indicaciones sanitarias sobre hervirla o usar cloro. Tenga cuidado con líneas eléctricas caídas y no permita que nadie nade o juegue en aguas estancadas.
La comunicación es vital. Use la radio para enterarse de las instrucciones y ayuda disponible. Un teléfono móvil con batería externa puede servir para avisar a familiares de su situación (los mensajes de texto suelen funcionar aunque las llamadas no, en redes saturadas). Si la zona está muy afectada, localice el puesto de socorro más cercano que instalen las autoridades (Defensa Civil, Cruz Roja, etc.) para posibles alimentos, agua o atención médica.
También es momento de poner en práctica la solidaridad y la defensa comunitaria. Ayude a vecinos que puedan estar heridos o atrapados, siempre que su propia seguridad esté controlada. Coordínese con su comunidad para tareas como limpiar el vecindario, vigilar las propiedades de actos vandálicos y cuidar a los más vulnerables. En situaciones de desastre, lamentablemente, pueden darse intentos de saqueo; una comunidad unida, con presencia constante de vecinos organizados, disuade a oportunistas.
La defensa personal aquí toma la forma de protección mutua: compartir recursos sobrantes, brindar primeros auxilios, apoyar emocionalmente a quienes lo necesiten. No obstante, evite confrontaciones violentas; priorice llamar a las fuerzas de seguridad si detecta delitos.
EMPODERAMIENTO Y APRENDIZAJE CONTINUO
Sobrevivir a un desastre natural no termina con el evento: continúa con la reconstrucción y el aprendizaje posterior.
Cada simulacro practicado y cada medida preventiva adoptada habrán marcado la diferencia cuando se produjo la emergencia.
Estudios señalan que comunidades preparadas sufren menos pérdidas humanas, incluso si el impacto material es similar.
Por ello, invierta tiempo en educarse: tome cursos de autoprotección impartidos por Protección Civil o grupos de rescate, enseñe a sus hijos cómo llamar al 112 y qué decir, conozca las sirenas de alerta locales y sus significados. La resiliencia no es solo regresar a la normalidad, sino salir fortalecido.
Recuerde que “la naturaleza no espera”.
La próxima tormenta o sismo puede ocurrir mañana mismo. Prepararse hoy es un acto de responsabilidad con uno mismo y con los suyos.
Como señala un dicho prepper, “Esperar lo mejor, planificar para lo peor” resume la filosofía ante desastres naturales. Con un plan sólido, suministros a mano y la mente entrenada para emergencias, usted estará listo para resistir la furia de la naturaleza y proteger lo que más importa: la vida y la integridad de su familia.
También es momento de poner en práctica la solidaridad y la defensa comunitaria. Ayude a vecinos que puedan estar heridos o atrapados, siempre que su propia seguridad esté controlada. Coordínese con su comunidad para tareas como limpiar el vecindario, vigilar las propiedades de actos vandálicos y cuidar a los más vulnerables. En situaciones de desastre, lamentablemente, pueden darse intentos de saqueo; una comunidad unida, con presencia constante de vecinos organizados, disuade a oportunistas.
La defensa personal aquí toma la forma de protección mutua: compartir recursos sobrantes, brindar primeros auxilios, apoyar emocionalmente a quienes lo necesiten. No obstante, evite confrontaciones violentas; priorice llamar a las fuerzas de seguridad si detecta delitos.
Referencias
- Reuters. (2020, 12 octubre). La ONU advierte del dramático aumento de los desastres naturales en 20 años.
- Ayuso, S. (2025, 30 octubre). Kits de supervivencia: la UE y la preparación ciudadana ante crisis. El País.
- MAEC – Embajada de España en Nicaragua. (2021). Recomendaciones ante huracanes e inundaciones.
- Protección Civil España. (s.f.). Inundaciones – Medidas de autoprotección.
- Human Survival. (2024, 8 junio). Crea tu Plan de Evacuación Familiar!