ARTES MARCIALES Y PREPARACIONISMO: ALGO MÁS QUE DEPORTE
Los preparacionistas ven las artes marciales no solo como un deporte o tradición, sino como una herramienta funcional de supervivencia. Aprender técnicas de combate cuerpo a cuerpo mejora tu autodefensa y condición física, pero además desarrolla una mentalidad de supervivencia: disciplina, autocontrol, resiliencia y confianza.
No todas las artes marciales se adaptan igual a situaciones reales sin reglas. Es crucial enfocarse en sistemas y técnicas probadas en defensa personal, extrayendo lo útil y descartando lo ornamental. Como dice un adagio marcial: “no es el arte, sino el artista entrenado con mentalidad adecuada”. Veamos algunos estilos y aportes relevantes al contexto survival:
Krav Maga (Israelí):
Diseñado específicamente para defensa personal militar y civil, es de los más completos para supervivencia. Enseña respuestas instintivas, golpes a puntos vitales, defensa contra armas, estrés realista, todo con el objetivo de neutralizar amenazas rápidamente y sobrevivir. El Krav Maga enfatiza “movimientos simples, potentes y adaptables, validados en escenarios reales”, lo cual encaja perfectamente en entornos críticos. Muchas de las técnicas que hemos mencionado (golpes a zonas blandas, defensa simultánea y contraataque, uso de objetos) provienen o se entrenan en Krav Maga. Su principio rector: sobrevive a toda costa, no hay reglas en la calle.
Karate, Taekwondo y artes tradicionales:
Aportan golpes eficaces (puñetazos directos, patadas fuertes) y una base física excelente. Sin embargo, deben entrenarse con enfoque realista. Como advierten expertos, si solo practicas katas o combates deportivos con reglas, puede que no reacciones bien en la calle. Hay que adaptar: por ejemplo, Karate Kyokushin (contacto pleno) endurece el cuerpo y enseña a soportar dolor; estilos como Kárate Knockdown o sistemas libres desarrollan fortaleza mental. Una patada frontal o un puñetazo de Karate pueden ser letales en la calle – la clave es aplicarlos sin telegráficos ni restricciones de torneo. Muchos dojos ofrecen hoy entrenamientos en escenarios realistas y simulacros de peligro, incluso con luces y ruidos, para preparar a sus alumnos a responder fuera del tatami.
Muay Thai, Kickboxing, Boxeo:
Excelentes para desarrollar potencia de golpeo y resistencia al impacto. El Boxeo te da manos rápidas y esquivas; Muay Thai añade codos, rodillas y clinch (agarre de cuello) devastadores. En supervivencia, estos deportes brindan habilidad para pelear de pie con gran eficacia. Debes recordar, sin embargo, que en la calle no hay guantes ni rounds: golpear a puño limpio puede lesionarte la mano, por eso se enseña a usar la palma o nudillos correctos. Aún así, la experiencia de combate de contacto pleno que dan estos deportes es oro puro: aprender a encajar golpes, a mantener la compostura bajo fuego, es algo que un prepper valora. Un boxeador sabrá moverse y no congelarse ante un puñetazo real, a diferencia de alguien que nunca ha peleado. Nota: entrenar siempre complementando con técnicas anti-grappling (salir de agarres) pues estos deportes se centran en striking.
Jiu Jitsu Brasileño, Lucha, Judo:
Son artes de agarre (grappling) que enseñan control e inmovilización. En supervivencia tienen pros y contras. Lo positivo: si la pelea va al suelo, tener conocimientos de Jiu Jitsu puede salvarte; sabrás escapar de estrangulaciones, revertir posiciones y librarte de agarres. También aprendes a someter (luxaciones, estrangulaciones) por si necesitas controlar a alguien sin lesionarlo de más. Lo negativo: en la calle quedarse en el suelo es peligroso, por posibles cómplices o terreno hostil. Los propios instructores integrales aconsejan no buscar sumisiones deportivas en defensa personal, sino “recuperar posición y escapar lo antes posible”. Por tanto, entrenar grappling es útil para saber levantarte rápidamente del suelo (técnica de levantarse en guardia), para aprender a no entrar en pánico si caes, y para sobreponerte en cuerpo a cuerpo cercano. En Krav Maga, por ejemplo, se enseña la patada ascendente “up kick” desde el suelo para incapacitar al agresor y levantarte inmediatamente. Conclusión: aprende lo básico de grappling, pero prioriza siempre volver a ponerte de pie y nunca te quedes voluntariamente forcejeando en el suelo a menos que sea la última opción.
Disciplinas con armas tradicionales:
Kali/Eskrima filipina, Kendo/Iaido (espadas japonesas), Kobudo (armas de Okinawa) y similares. Estas artes enseñan manejo de palos, cuchillos, espadas, etc. Aunque puede parecer ajeno a la vida moderna, Eskrima filipina es muy apreciada en defensa personal: sus practicantes desarrollan reflejos con armas cortas y aprenden defensas y desarmes con cuchillo o machete. Además, se entrena a usar cualquier objeto como arma (bolígrafos, botellas, bastones) extrapolando las técnicas. Incluir nociones de un arte de armas puede darte ventaja si alguna vez tomas un palo o enfrentas a alguien armado. Prepper World señala que disciplinas con armas blancas complementan la formación de mano vacía, preparando física y mentalmente para ataques armados. Desde luego, no es práctico cargar un sable por la calle, pero la habilidad permanece: quien entrena Kendo desarrolla velocidad y precisión que podría aplicar blandiendo un palo o bate en caso de defensa.
Nuevas metodologías e híbridos tácticos:
Existen sistemas modernos de defensa personal pensados para la realidad actual: por ejemplo, Systema ruso, DEFCON, Keysi Fighting Method, etc. Algunos son controversiales, pero en general aportan ideas interesantes sobre combate cuerpo a cuerpo urbano, uso de entorno, golpes no convencionales. Muchos entrenamientos policiales/militares (como el Sistema Integral Defensivo SIDE de la policía española) reúnen técnicas de varias fuentes con énfasis en neutralizar rápido y con seguridad jurídica. Un prepper puede tomar seminarios o aprender de instructores con background policial o militar para conocer trucos útiles (por ej.: técnicas de esposamiento, derribos simples, control de personas violentas con el mínimo daño).
ENTRENAR PARA LA VIDA REAL
No importa qué arte marcial elijas como base, lo fundamental es cómo entrenas. Aquí van consejos para convertir tu práctica marcial en una verdaderamente aplicable a supervivencia:
Enfócate en lo práctico:
Dedica la mayoría del tiempo a técnicas que funcionen contra resistencia. Golpea sacos y pads a plena potencia para medir tu eficacia. Practica con compañeros que no siempre “cooperen” en los ejercicios, que oponen cierta resistencia para simular un agresor real. Si en tu dojo solo haces secuencias predeterminadas, complementa con un club o grupo de sparring de defensa personal.
Escenarios reales en entrenamiento:
Haz drills de situaciones: defensa en coche, en una escalera, contra la pared, en espacios estrechos. Simula asaltos comunes: que te apunten con algo pidiendo la cartera, que intenten agarrarte del cuello, etc. Cuanto más hayas vivido la situación en práctica, más preparado tu cerebro para afrontarla. Muchos dojos ofrecen “entrenamientos en escenarios realistas” con escenarios montados – ¡aprovéchalos!
Protecciones y full-contact:
No le temas al contacto fuerte en entrenamiento (con protecciones adecuadas). Sentir un puño real acercarse a tu cara, aunque sea con guantes, te enseña a reaccionar bajo esa presión. También te endurece: quizás la primera vez un golpe te aturde; tras meses de sparring sabrás continuar. De igual modo, usando protecciones tipo traje acolchado (RedMan u otros), practica golpeos sin contenerte sobre un “agresor” para ver qué tan difícil es realmente derribar a alguien – y de paso eliminar inhibiciones de pegar.
Combina disciplinas:
Si tu estilo principal cojea en algún área, supleméntalo. Por ejemplo, si haces boxeo (excelente de pie) considera tomar clases de grappling básico. Si haces Judo (excelente agarres), añade kickboxing para aprender a pegar. Los mejores defensores personales suelen ser “cross-training”, tomando lo mejor de cada sitio. Bruce Lee abogaba por esto con su Jeet Kune Do: “Absorbe lo útil, descarta lo inútil”. Un preparacionista debe ser ecléctico y pragmático, no limitado por tradición marcial.
Mentalidad callejera en el dojo:
Insiste a tus instructores (o busca aquellos) en incluir contexto: después de ejecutar la técnica, practica salir corriendo, gritar pidiendo ayuda, etc. Cambia el chip de “competir” al de “sobrevivir”. En el tatami no hay que preocuparse de la ley, pero en clase podéis discutir escenarios: “¿Qué harías si te encañonan? ¿Y legalmente cómo se justificaría tu respuesta?”. Esta integración mental te dará ventaja llegado el momento real.
Una anécdota clásica: un campeón de artes marciales se metió en una pelea callejera y, tras derribar a uno, esperó que el otro “cediera” como en competencia; lamentablemente, el agresor sacó una navaja. Esto ilustra la diferencia de mentalidad deportiva vs mentalidad de defensa. Por eso recalcar: en la calle no hay árbitro ni reglas. Las artes marciales son base, pero debes entrenarte para romper las reglas cuando toca (golpes prohibidos en deporte, ataques sorpresa, uso de entorno).
En conclusión, las técnicas de artes marciales aplicadas a la supervivencia requieren selección, adaptación y entrenamiento realista. Casi cualquier arte bien entrenada te aporta algo: el truco está en filtrar y combinar. Un buen combo que muchos preppers adoptan es: un sistema de defensa personal moderno (Krav Maga o similar) + un arte de striking (boxeo/kickboxing) + nociones de grappling (BJJ/Judo). Así cubres distancias, desarrollas dureza y te preparas integralmente.
Por último, no olvides que practicar artes marciales no solo te enseña a pelear, sino que mejora tu confianza y preparación mental. Esa confianza te ayuda a disuadir confrontaciones (los delincuentes perciben a quien camina seguro como objetivo menos fácil) y te da aplomo si debes enfrentar peligro. El objetivo del entrenamiento marcial prepper es doble: cuerpo preparado y mente preparada. Con eso, cualquier técnica que conozcas será mucho más efectiva cuando la necesites.