Introducción
Muchos clubes deportivos de toda España se enfrentan, tarde o temprano, a una misma disyuntiva: crecer o consolidarse. Y crecer, en el mundo del deporte, a menudo implica dejar huella en otras ciudades, barrios o centros de entrenamiento. Pero extender el nombre de un club no siempre significa fundar una nueva sede con todos los requisitos legales, sino que muchas veces pasa por una fórmula más informal y más habitual de lo que parece: permitir que un antiguo alumno, colaborador o instructor utilice la imagen del club en su propio espacio de trabajo..
Ahora bien, esta decisión, que a priori puede parecer inocua o incluso beneficiosa, conlleva una serie de riesgos que muchos desconocen. En este artículo vamos a abordar, desde una mirada cercana y con lenguaje directo, cómo puede un club deportivo autorizar el uso de su nombre y escudo sin verse arrastrado por los errores, negligencias o situaciones legales derivadas de una actividad que no controla directamente.
UNA PRÁCTICA COMÚN, PERO MAL COMPRENDIDA
En disciplinas como las artes marciales, los deportes de contacto o el fitness, es muy común que antiguos alumnos que han alcanzado cierto nivel profesional abran sus propios espacios y quieran seguir vinculados a su club de origen. Lo hacen por lealtad, por afinidad con una metodología, o simplemente porque ese escudo es parte de su identidad deportiva. Hasta aquí, todo perfecto.
El problema aparece cuando ese uso simbólico de la imagen del club se convierte, a ojos de terceros, en una representación oficial. Si en un cartel de evento aparece el nombre del club, si en redes sociales se presentan como «delegación oficial» o si los alumnos creen que están cubiertos por los seguros del club matriz, entonces el terreno se vuelve resbaladizo.
EL PRINCIPAL RIESGO: LA RESPONSABILIDAD LEGAL INDIRECTA
Imaginemos un escenario: un alumno se lesiona durante una clase impartida por ese instructor. La actividad no está cubierta por ningún seguro, el espacio carece de licencia deportiva y, sin embargo, el cartel promocional lleva el logotipo del club matriz. En caso de reclamación judicial, ¿qué club aparece como responsable? ¿Quién podría verse salpicado por una negligencia que no cometió pero que, de facto, respalda con su imagen?
La legislación actual no siempre distingue entre representación legal y representación visual. Por eso, un uso inadecuado de la imagen del club puede implicar que éste sea considerado cómplice, responsable subsidiario o al menos objeto de inspección, lo que puede traducirse en sanciones, retirada de subvenciones o pérdida de credibilidad.
Montar una Delegación Informal del club Matriz es una de las mejores opciones.
DELEGACIÓN INFORMAL
Una delegación informal es una extensión no registrada oficialmente del club en otra ciudad o espacio, operada por un tercero (normalmente un instructor vinculado). Aunque permite visibilidad, no tiene validez jurídica como sede oficial salvo que se inscriba formalmente en estatutos.
Ventajas:
- Permite difundir la marca y filosofía del club.
- Ofrece expansión con coste mínimo.
- Refuerza la comunidad de alumnos e instructores.
Riesgos si no se regula:
- Confusión jurídica sobre la identidad legal de los responsables.
- Posibles reclamaciones civiles o penales contra el club matriz.
- Sanciones por uso indebido del CIF o nombre del club.
CONVENIO DE USO DE IMAGEN: EL PRIMER ESCUDO
El primer paso para la creación de una Delegación Informal es firmar un convenio de uso de imagen.
Este documento, sencillo pero potente, deja claro que el club autoriza a una persona concreta (el instructor) a utilizar su nombre, logotipo y colores, pero sólo con fines promocionales o identitarios, sin que eso implique representación legal alguna.
Este convenio debe establecer:
- Quién es el titular de los derechos de imagen.
- Quién los puede usar, y en qué condiciones.
- En qué canales puede usarse esa imagen (redes, carteles, uniformes).
- Cuándo se revoca ese permiso (por incumplimiento, por finalización del plazo, o por decisión unilateral del club matriz).
Firmar este convenio no significa romper la relación con el instructor, sino precisamente regularla. Ambos se protegen: el club evita problemas legales y el instructor gana una herramienta clara para justificar su vínculo con el club ante sus alumnos o patrocinadores.
DECLARACIÓN DE EXENCIÓN DE RESPONSABILIDAD: EL SEGUNDO ESCUDO
El segundo paso es que el instructor firme una declaración jurada en la que reconozca expresamente que actúa por su cuenta y riesgo.
En esta declaración, debe dejar claro que:
- No tiene vínculo laboral ni contractual con el club.
- Asume toda responsabilidad por la gestión de sus propias actividades.
- No utilizará el CIF, cuentas, ni estructura fiscal del club matriz.
- Tiene (o se compromete a tener) seguros de responsabilidad civil y accidentes para su alumnado.
Este documento es clave para reforzar la independencia entre ambas partes. En caso de inspección o conflicto, puede marcar la diferencia entre una simple relación amistosa y una responsabilidad solidaria.
UN CHECKLIST QUE TODO CLUB DEBERÍA TENER
Antes de autorizar el uso de su imagen, cualquier club debería exigir al instructor ciertos requisitos mínimos:
- Estar dado de alta como autónomo o bajo una entidad legal con un club deportivo propio o con un contrato de trabajo desde otra entidad.
- Tener un seguro de RC y de accidentes en vigor. (Obligatorio por la ley de regulación de profesiones del deporte).
- No utilizar el nombre del club para emitir facturas.
- Comunicar cualquier incidente relevante al club matriz.
- Firmar el convenio y la exención de responsabilidad.
Este checklist no solo protege al club, sino que también eleva el nivel profesional del instructor, que comienza a funcionar con la seriedad de quien representa un legado.
CRECER SIN PONER EN RIESGO EL NOMBRE QUE TE COSTÓ AÑOS LEVANTAR
Expandirse es bueno. Tener presencia en varias ciudades es una meta lógica para cualquier club consolidado. Pero hacerlo sin regulación es como dejar las llaves de tu casa a alguien sin saber si cerrará bien la puerta.
En la era del marketing deportivo, la marca de un club es su principal activo. No puede prestarse a la ligera. Por eso, desde COEDPI ofrecemos a nuestros clubes colegiados modelos de convenio, declaraciones y checklist listos para firmar, adaptables a cada situación.
Porque crecer no significa perder el control, sino hacerlo con inteligencia y respaldo legal.
Porque cuando un escudo representa valores, esfuerzo y trayectoria, merece ser protegido con todas las herramientas que estén al alcance.
Conclusión
Ampliar tu club a otras ciudades es posible, pero solo si lo haces con respaldo legal.
No basta con confiar: necesitas documentos claros, compromisos firmados y condiciones firmes.
Con las herramientas adecuadas, puedes proteger tu club, potenciar tu imagen y evitarte disgustos. Desde COEDPI te ayudamos a hacerlo bien.