Las técnicas anti-agresión urbana surgen de la necesidad de adaptar la defensa personal a escenarios cotidianos: aceras estrechas, portales, parkings, transporte público o zonas de ocio. A lo largo de las últimas décadas, diferentes escuelas de defensa personal, expertos en seguridad y programas municipales han desarrollado métodos específicos centrados en prevención, detección temprana, control del espacio, verbalización y respuestas simples frente a agarres, empujones, tirones y agresiones repentinas. Esta disciplina pone el foco en el contexto real urbano, la toma de decisiones bajo estrés y la huida segura, evitando técnicas complejas o de alto riesgo.