El aikido fue desarrollado por Morihei Ueshiba en la primera mitad del siglo XX, combinando técnicas del jiu-jitsu clásico, esgrima japonesa y principios filosóficos de no resistencia. A diferencia de otras artes marciales, su enfoque se basa en neutralizar ataques mediante movimientos circulares, desequilibrios y control sin recurrir a la fuerza bruta. Se expande internacionalmente en los años 60 como una disciplina no competitiva orientada al crecimiento personal, la mejora del control corporal y la gestión del conflicto.