El bastón policial —en sus variantes rígida, extensible y lateral tipo tonfa— nace como herramienta de control y defensa para cuerpos policiales durante el siglo XX. Su función principal es disuadir, crear distancia, redirigir agresiones y facilitar la inmovilización, siempre dentro de los principios de proporcionalidad y legalidad.
A lo largo del tiempo, academias policiales y centros de formación de seguridad estructuraron programas basados en:
• protección y autoprotección
• control de distancia
• bloqueos y desvíos
• técnicas de sujeción y conducción
• golpes tácticos dirigidos a zonas no vitales
• reducciones seguras e inmovilizaciones
• protocolos legales de uso de la fuerza
Hoy es una disciplina clave tanto en cuerpos policiales como en seguridad privada con habilitación específica. También se usa en versiones adaptadas para formación civil en autoprotección.