El Bushcraft tiene raíces en las prácticas ancestrales de los pueblos nativos, exploradores y tramperos que dependían del entorno natural para sobrevivir. A lo largo del tiempo, estas habilidades evolucionaron hacia una disciplina moderna orientada a la autosuficiencia en entornos naturales: construcción de refugios, encendido de fuego, orientación, uso de herramientas básicas, obtención de agua y recursos, y lectura del clima y del terreno.
En las últimas décadas, el Bushcraft ha experimentado un crecimiento notable gracias a su valor educativo, su aplicabilidad en emergencias y su vinculación con la sostenibilidad y el respeto al entorno. Se practica en cursos, campamentos, formaciones de seguridad, actividades juveniles y programas de autoconocimiento en la naturaleza.