La Defensa Personal Femenina surge como disciplina específica dentro del ámbito de la autoprotección civil, enfocada en las necesidades reales de mujeres en situaciones de riesgo. Su desarrollo combina técnicas de artes marciales, sistemas de defensa modernos y principios psicológicos de prevención, límites y gestión del miedo. A partir de los años 90 se consolidan programas oficiales, municipales y privados que integran habilidades básicas de escape, golpes directos, puntos vulnerables, verbalización y análisis del entorno. Hoy es una de las disciplinas de autoprotección más demandadas y se enseña en talleres, centros deportivos, programas educativos y campañas institucionales.