El K1 nació en Japón en 1993 como un formato competitivo que unificaba lo mejor del kickboxing, karate de contacto y muay thai, buscando un estilo explosivo, entendible y atractivo para el público. Su nombre proviene de “Karate, Kickboxing y Kung-fu”, aunque evolucionó hasta convertirse en una modalidad independiente con reglas claras: golpes de puño y pierna, rodillas limitadas, sin agarres prolongados ni codos. Con el auge de sus torneos internacionales, se consolidó como un estándar global para competidores de striking, siendo hoy una de las disciplinas más populares en rings profesionales y amateur.