La psicología deportiva surge formalmente en el siglo XX con los primeros estudios sobre motivación, concentración y rendimiento en atletas de élite. Con la profesionalización de los deportes de combate y las artes marciales, esta disciplina se integra como un pilar fundamental del entrenamiento, abordando factores como la presión competitiva, la confianza, la ansiedad precombate y la gestión del error.
Hoy incorpora herramientas científicas como:
• visualización y práctica mental
• rutinas de activación y regulación
• control del estrés y de la respiración
• resiliencia y fortaleza mental
• gestión del miedo al impacto y a la competición
• establecimiento de objetivos y hábitos deportivos
Es clave tanto en deportistas profesionales como en practicantes recreativos que buscan equilibrio, motivación y bienestar psicológico.