Las tácticas defensivas para vigilantes se desarrollan como respuesta a las necesidades específicas de los profesionales de seguridad privada, cuyas funciones difieren de las policiales y deben ajustarse estrictamente a la legislación vigente (Ley 5/2014 de Seguridad Privada y normativa complementaria).
Desde finales del siglo XX, empresas de seguridad y centros autorizados estructuran programas basados en control del espacio, defensas técnicas básicas, gestión del estrés, protocolos de respuesta, inmovilizaciones, uso de medios de dotación y protección de terceros. Estas técnicas combinan principios de defensa personal, control operativo, comunicación táctica y prevención de incidentes, priorizando siempre la proporcionalidad, la integridad física del vigilante y la minimización de riesgos para el público.