1.4. Elementos necesarios para la generación de entornos seguros para la infancia en el deporte.

Idenfiticar los elementos necesarios para generar entornos seguros es fundamental así que comenzaremos enumerando los 5 elementos escenciales:
Instalaciones físicas adecuadas. Ya que cualquier instalación con anomalías podría suponer un riesgo para los menores.
– Personas adultas formadas, cuidadoras y protectoras. Y esto no se limita a los monitores, sino también a las familias para que no generen situaciones de violencia verbal, psicológica, ni física contra otros espectadores adultos cuando están en gradas, contra entrenadores, árbitros o contra otros jugadores menores.
– Ambiente y atmósfera emocional adecuada.
– Existencia de protocolos de prevención y protocolos de actuación frente a la violencia.
Participación infantil real y generación de espacios de confianza.

Además, esto debe enmarcarse en un ambiente de protección que debería sostenerse sobre tres pilares fundamentales:
– Prevencion y análisis de riesgos. Implica atender todos los riesgos y analizar aquellos que pueden suponer un impacto negativo o una violencia del tipo que sea.
– Plan de formación para todos los adultos. Es fundamental dar herramientas a monitores y familiares para la identificación de conductas violentas, así como ofrecer canales de comunicación para denunciar esas conductas.
– Plan de Acción. Actuando si se da la violencia acompañando al menor en todo el proceso.

Uno de los temas clave que incorpora la ley, es la participación infantil real en la generación de espacios seguros y de confianza. Muchas situaciones de violencia podrían detectarse e intervenirse mucho antes si los menores se sintieran seguros para contar lo que ha sucedido dentro o fuera del club, o lo que sienten a una persona de confianza en su entorno deportivo.

Imaginad un chico de 15 años, que vive una mala experiencia en el vestuario con algún compañero un poco mayor o incluso un adulto. Su madre no va a verle ni entrenar ni competir. Su padre que practicó esta disciplina de joven, está completamente ilusionado con el progreso deportivo de su hijo el cual ha ganado un torneo autonómico y tal vez le seleccionen para ir a un campeonato de España. Se pasa el día enseñandole videos, y hablando de esta técnica o aquella completamente ilusionado. El chico aún recuerda cuando le dijo al entrenador que jugando al fútbol en el patio del instituto se había torcido el tobillo y prefería entrenar suave hoy, y el entrenador le llamó flojucho, le dijo que esta era una escuela de luchadores y que el campeonato estaba a la vuelta de la esquina, y le puso un entrenamiento más duro que cualquier otro día… ¿con quién tiene confianza para contar un problema así? ¿quién le va a escuchar? ¿quién pasa y ni siquiera va a verle? ¿quién tiene una ilusión que le ciega y a quién no quiere defraudar? ¿quién no es capaz de escucharle ni empatizar con él ni teniendo un dolor físico en la pierna?

A día de hoy muchos niños y niñas no tienen una persona de referencia a la que poder contar sus preocupaciones, ni del deporte, ni del entorno deportivo. Por eso es tan importante generar en el club estos espacios de confianza, personas de confianza y canales de confianza donde puedan hablar con normalidad sin sentirse ignorados, juzgados o criminalizados por sus opiniones.

Muchos protocolos contemplan como canal de denuncia un email del club. A veces el genérico de la web que también sirve para pedir información, y que tal vez leen y responden varias personas. ¿Qué menor usa relamente un mail para trasladar una situación complicada que le afecta emocionalmente? sin saber quién leerá ese mail, si lo leerá una persona o un grupo, si se guardará la confidencialidad o si lo escrito ahí acabará siendo público por parte de entrenadores o cuerpo directivo del club. Dependiendo de la edad, hay menores de 12 años que no tienen mail, y los que lo tienen ¿usarían ese canal como primera opción para comunicarse con alguien de confianza? porque lo que necesitan cuando tienen un problema, es alguien de confianza.

¿Qué menor usaría un mail para quejarse de las collejas que le da su entrenador sin saber si quién lo lee es el propio entrenador? es posibe que el menor no entienda el mail como algo amigable…

El concepto de entorno seguro parte de entender que los menores son seres humanos, no solo deportistas, son personas y tienen situaciones complicadas durante su vida dentro y fuera del club que deben ser atendidas. Por eso nuestros protocolos de protección de la infancia obligatorios por ley, deben ayudarnos a prevenir, no solo a actuar cuando algo falla.

Testimonio Real:

Chica de 16 años que comenta que no se puede fiar de los entrenadores porque cuando empezó la temporada el entrenador les dijo que acudieran a él si tenían algún problema. Hace un mes, le comentaron que alguien de la directiva del club, a veces entraba sin querer al vestuario femenino, que es el que hay más cerca de oficinas, a beber agua cuando se estaban cambiando, y pedía rápidamente perdon y salía diciendo que no sabía que había gente, pero que ya había pasado con la misma persona varias veces, y que los horarios de clase y por tanto de cambiarse siempre son los mismos, y total el vestuario masculino no está tan lejos, y caminar un poquito hasta su vestuario para un directivo de una entidad deportiva no debería ser un problema. La respuesta del entrenador fue que él era solo un empleado y que no le metieran en un marrón con la directiva que podía perder su trabajo como entrenador.

En ese momento, la persona de confianza no solo desaparece, sino que para ese grupo de chicas, cualquier adulto deja de ser una persona de confianza. Si en algún momento pasara algo más, no tendría la confianza para contarselo a alguien que no moverá un dedo por miedo a perder su trabajo.

Hay que tener claro que si a un menor o grupo de menores les decimos: “tened confianza en mi”, luego no podemos fallarles, porque no solo perderán la confianza en nosotros, sino en todos los adultos.

Pero además de tener un canal adecuado de confianza que puede ser escrito, verbal, por teléfono, o como sea, pero siempre con una persona de referencia a la que acudir en caso de necesidad, que sabe que guardará su confidencialidad sin juzgarle, hay que tener también un espacio de confianza.

Imaginemos un menor que sufre mucho estrés pre-competición y que el club al que pertenece dispone de un psicólogo en las instalaciones. Pero el menor no quiere atravesar un largo pasillo a la vista de todos sus compañeros hasta el despacho donde está el psicólogo, ni que se le vea dentro del despacho del mismo, el cual tiene que tener cristalera ya que se trata de un menor vulnerable encerrado en un espacio íntimo con un adulto, lo cual el hecho de que el despacho del psicólogo tenga una cristalera le expone delante de los otros menores. Además a veces el psicólogo es guay, pero otras es muy amigo del entrenador, y al menor le puede venir la duda de si se lo cuenta y luego puede tener algún tipo de represalia. Si le dice al psicólogo que le estresa el entrenador, porque les grita mucho, les hace sentir mal si fallan, o les castiga con más ejercicio, igual aún la toma más con él…

Con lo cual un espacio teóricamente seguro, se convierte en un espacio nada seguro para el menor.

Sin embargo, un rincón de la clase mientras todos hacen sus ejercicios por parejas en el tatami, con el ruido y el bullicio, y cada uno a lo suyo, puede a veces convertirse en un buen lugar, donde el resto de niños no presta atención a la conversación que podría ser de la película de ayer o de algo del colegio, manteniendo de este modo la privacidad por parte del menor.

El espacio seguro podría ser cualquiera dependiendo de la persona de confianza y el canal que emplees.

El artículo 2 de la LOPIVI habla que son sujetos obligados a recibir formación todas las personas físicas, no especifica ni características, ni entorno, ni edad. Con lo cual la formación, además de a monitores, también se debe dirgir a familiares y a los propios menores.

Es muy importante que ni unos ni otros normalicen situaciones de violencia que por desgracia parecen normales en el ámbito deportivo, además de formarles en identificar dichas situaciones, hay que darles herramientas sobre como comunicar estas situaciones al club si las sufren o ven que las sufre un compañero que no sea consciente de estar siendo agredido o que no de importancia a esa agresión.

En un club grande, o una selección autonómica o nacional, si se crea una reunión para padres y madres no suele faltar ni uno, cancelan el viaje al pueblo, cambian la visita al dentista y piden el día libre en el trabajo. En un club pequeño si el hermano mayor no tiene examenes se les pone enfermo el perro, y muchas veces la asistencia no es la que debería.

A día de hoy tenemos herramientas informáticas hasta para hacer las reuniones on line y que los familiares de los menores del club se conecten desde el movil, pero es importante formarles tanto como a los propios menores. Esto ofrece a familiares y atletas a sentirse parte del club, crear comunidad, y tener confianza en quién cuida y co-educa a sus hijos.

Scroll al inicio